Durante décadas, la industria de la publicidad se ha valido del recurso infalible de las mascotas, para promocionar las marcas o para crearles personalidad y un elemento distintivo del resto. Las mascotas son, al final, un canal de comunicación directo y menos agresivo que una estrategia de ventas tradicional, un rostro amigable y reconocible que suplanta la frialdad de una marca sin rostro. En la era digital, la popularidad y el éxito de las mascotas ha logrado probarse, de nuevo, como un hecho contundente, ya que los medios digitales permiten un nivel de interactividad que la publicidad tradicional no alcanzaba a tocar.
Mascotas, la forma más amigable de vender
Estadísticamente, las mascotas hacen maravillas por la mayoría de las marcas que las utilizan como agentes de relaciones públicas. Por ejemplo, se han tenido registros de mascotas que genera un incremento de la conversación sobre la marca en Internet hasta en 22.14%. Algunas mascotas, como el Oso de Charmin, generan hasta 554% más shares en publicaciones en redes sociales que cualquier otro tipo de publicación. Siendo este último dato, una guía para enmendar los errores que estás cometiendo en redes sociales y darle un impulso a tu comunicación en este área. ¿Qué nos dice esto? Que las mascotas son mejores vehículos de comunicación y que generan un engagement mayor de las personas. Pero, ¿por qué sucede esto?
A diferencia de la autopromoción fría y descarada que una marca realiza a través de redes en el que el mensaje final suele ser “compra mi producto”, las mascotas se presentan como entidades aparte de la marca, personajes lindos, carismáticos, divertidos, accesibles y, sobre todo, relacionables. Dentro de estos, por ejemplo, se encuentran Flo, the Progressive girl, mascota de la marca estadounidense Progressive; el greco de GEICO, o hasta el mismo Tigre Toño, quien ha migrado a medios sociales y ha generado un impacto enorme.
Sin importar si son niños o adultos, la imagen de una mascota se proyecta en un nivel muy básico, sencillo y amigable, lo suficiente como para invitar al público objetivo a escuchar su mensaje y crear un vínculo con la marca o el producto que se está promocionando. Claro que lo importante es, sobre todo, desarrollar una personalidad reconocible y única para la mascota, como la extroversión característica de Flo, así como enfatizar la creación de contenido dinámico, entretenido y atrapante, y prestar atención especial al contenido generado por usuarios, el cual tiene libertad de compartir sin que esto se sienta forzado.
Al final del día, la presencia en redes de una marca se ve fuertemente reforzada por una mascota, ya que, por su propia naturaleza, tiene mucha más libertad, rango y posibilidades de movimiento e interacción que un Community Manager o una marca que opera desde el respaldo únicamente de un logo puede tener. Si nos hablaron como niños, nada impide que nos sigan hablando como adultos, más aún, en una era en donde la comunicación y la cercanía son vitales. Si aún no la tienes, considera la idea de implementar una mascota en tu marca, probablemente ayude a que factores como sus redes sociales, sean más rentables.
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